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LIBERTAD
1872

CARLOS CLAUZOLLES

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JOSE BUSCHENTAL

José Buschental nació en Francia en 1802. Fue financista y empresario. Recorrió varios países haciendo sus negocios hasta que se instaló en Uruguay. Su historia es un ejemplo de otras parecidas, de hombres de negocios que encontraron en América el lugar para aumentar sus fortunas y buscaron crear un paisaje como el de sus países de origen. La quinta del Buen Retiro, en el Paso Molino de Montevideo, fue un claro ejemplo. Con plantas y árboles traídos de Europa buscaba recrear la campiña francesa.
José Buschental se trasladó a los 26 años a Brasil y dos años después se casó con la hija del barón de Sorocaba. En Brasil desarrolló varios negocios de mucho riesgo que terminaron en la quiebra, por lo que decidió trasladarse a Inglaterra y luego a España para continuar con sus actividades comerciales y financieras. En Madrid adquirió mucha influencia en los círculos de los altos negocios. Pero también allí lo alcanzó la bancarrota y decidió trasladarse a París, donde conoció a José Ellauri, que estaba buscando fuentes de financiamiento para Uruguay. Buschental colaboró con el ministro uruguayo en la búsqueda de préstamos, aunque sin éxito. Gracias a ese contacto con Ellauri, Buschental decidió probar suerte en Uruguay y lo hizo en 1849. Esto le permitió instalarse cómodamente y desarrollar actividades como banquero para la Confederación argentina. En el Río de la Plata hizo excelentes negocios y generó una gran fortuna. Instalado en Montevideo, fundó un saladero en la costa del río Santa Lucía, que abastecía al ejército francés. Compró una gran estancia en Paysandú, a la que llamó San Javier (en esa zona, hoy se ubica la ciudad de ese nombre, que se formó como una colonia rusa a comienzos del siglo XX). Instaló un molino en la ciudad de Montevideo al fondo de su quinta, en la zona de Paso Molino. Participó en la construcción de dos hoteles: uno en Montevideo y otro en Santa Lucía, que en aquel entonces se estaba desarrollando como zona balnearia. Varias veces viajó a Europa, donde vivía su esposa. Ella nunca quiso instalarse en Montevideo, aunque Buschental le construyó una casa hermosa y un jardín enorme que hoy es parte del parque del Prado. En 1870, este banquero y comerciante murió en Londres, Inglaterra.
 

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JOSE BUSCHENTAL 
 

fue un abanderado de los negocios y los negociados,  su bellísima esposa fue un extraordinario ejemplo de fidelidad.

 

Ella renunció a toda su fortuna, que era inmensa, solo para salvar a su marido de la vergüenza. A María de Castro la casaron con él cuando tenía 13 años… pero fue un matrimonio de interés con lógica inversa, pues fueron los padres de ella los que pusieron una cuantiosa dote. Él aportó un prestigio no muy bien sustentado, tanto como una capacidad de iniciativa pocas veces vista. Las calles y avenidas con su nombre son el insólito testimonio cartográfico de una vida que no entraría entera en una sola novela.

Su valor para nosotros lo disfrutamos en el Prado montevideano, en la modernización de la ganadería, en su visión inmobiliaria y en sus enseñanzas, por así llamarlas, de cómo navegar en el proceloso mundo de los negocios y los negociados.


Jose Buschenthal, un alsaciano que se convirtió en financista en la corte de Don Pedro I “

Existe un documento (Archivo Histórico del Museo Imperial ) sobre la relación con el Emperador que demuestra su deseo de “ayudarlo” en el momento de su abdicación en 1831. En una carta enviada al Marqués de Cantagallo le dice que compraría todas las pólizas de su majestad al precio del 72%, entregando inmediatamente 40 mil pesos o 20 o 30 mil libras sobre Paris-Londres, enviado lo restante a cualquier plaza que el Emperador designe a su llegada a Europa. Jose e Bonifacio de Andrade (tutor del hijo de Pedro I) le dirige una carta al emperador donde lo pone como Poncio Pilato y especulador. Realizaba transacciones financieras, también participaba en el suministro de armas y uniformes para el Ejército brasileño, José Buschenthal era considerado casamentero diligente, que negoció matrimonios imperiales en la época.

En 1832 parte para Inglaterra.

Joseph Lippmann "Buschenthal" (Buschental en Uruguay)

nació el 1 de marzo de 1804 en Bas-Rhin (Alsacia) Estrasburgo Francia. En la Rue St. Elizabeth 14. Eran cuatro hermanos. Su padre Lippman Moyse Moshe era rabino y famoso escritor. Su madre, Devora Auerbach (Nieta de David Sintzheim), cambio los apellidos de sus hijos por Buschenthal para cumplir con el decreto imperial del 20 de julio 1808 (Ley de 1221) que obligó a los judíos a adaptar apellidos y nombres de pila (?)

Su padre el poeta Lippmann “Buschenthal” Moisés, tuvo una errática y difícil existencia. Vivió en Bonn, Neuwied, en Elberfeld, en Viena, Breslau y finalmente en Berlín donde murió 27 de diciembre 1818 como Oberrabbiner.

Buschenthal se instaló en Uruguay en 1849

Llegado a Uruguay, Buschental adquirió una vieja casa, que mandó demoler, en la calle Sarandí entre la ahora Bartolomé Mitre y «la Calle Angosta», ahora Juncal, levantando un palacete de dos plantas, alhajado totalmente con mobiliario y elementos de adorno importados directamente de París. También adquirió 65 hectáreas cercanas al actual barrio de Paso Molino, que forestó con eucaliptus cultivados por otro extranjero emprendedor, el inglés Thomas Tomkinson.

.Hizo diseñar vastísimos enjardinados con especies exóticas, fuentes con juegos de agua y un embarcadero en el arroyo Miguelete para hacer remo. Edificó un lujoso chalet, la villa de «El Buen Retiro» (actual liceo militar), una cabaña y el primer molino a vapor. También construyó glorietas, un lago artificial y bancos de material. Sobre la margen del arroyo construyó una pequeña casa, actual sede de Radio Patrulla Policial.

Fuera de la posesión cercana a Montevideo, Buschental encaró otros emprendimientos. Una inmensa estancia en Paysandú que se llamó «San Javier», la misma que un día, ya desaparecido su dueño, fue colonia de inmigrantes rusos. En las riberas del río Santa Lucía, construyó el establecimiento «La Trinidad», para elaborar carnes conservadas, que dio nombre al hoy conocido como «Rincón de Buschental» en el departamento de San José.

Concluida la Guerra Grande, en el segundo semestre del año 1852 Buschental presentó al gobierno uruguayo un proyecto para crear una colonia agrícola y un pueblo en las tierras fiscales comprendidas dentro de los límites del Río Uruguay entre los arroyos Sauce y Víboras, donde se asentaba el poblado de Nueva Palmira. Por circunstancias que fueron surgiendo, incluso algunas que afectaron la titularidad de las tierras, el proyecto de Buschental quedó trunco y no se concretó. No obstante, tiempo después, Buschenthal compró y llegó a ser propietario de importantes fracciones de campo en las proximidades de Nueva Palmira.

Buschenthal también extendió su acción fuera de las fronteras uruguayas. En momentos políticamente convulsionados en Argentina, Buschental se acercó al gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, con quien trabó cierta amistad y a quien asesoró Financieramente, en 1858 le ofreció solicitar un préstamo a Thomas Barig de 6, millones de dolares, a un interes del 6%, a pagar con los derechos de aduana de Rosario.

A mediados de 1870, Buschenthal se embarcó hacia Francia, donde residía su esposa. Luego de estar varias semanas en París, viajó a Londres para ver a los médicos. El 25 de noviembre, a sus 66 años, murió solo en el hotel londinense de Clarendon (wikipedia)

En su testamento, Buschental nombró «heredera universal» a su esposa. Una vez en Montevideo, la baronesa organizó una visita a todas las posesiones de su esposo, pero regresó a Europa para instalarse en Madrid. La quinta montevideana de Buschental fue ganada por el abandono. Fue vendida a un señor apellidado Campos y, posteriormente, pasó a manos de la Intendencia Municipal de Montevideo, la que la transformó en un parque con el nombre de “Prado Oriental” . Maria murió en Madrid en 1891.

 

BUSCHENTAL Y ORFILIA "LA DEL CUERPO DE CULEBRA"

José Buschental es un personaje bastante conocido en nuestra historia. Este Financista nacido en Estraburgo en 1802 había recalado en nuestro País, en plena Guerra Grande con un empréstito conseguido por José Ellauri para financiar al gobierno de la defensa en 1849.Su vinculación con el continente Americano no era nueva dado que había residido en Río de Janeiro donde se casó con Maria de la Gloria de Castro Delfim Pereira, segunda hija del Barón de Sorocabana, recibiendo una dote de 84.000 pesos de la época. Poco le sirvió la dote, y el matrimonio abandonó Brasil luego de una quiebra de proporciones con rumbo a Londres en 1832. Siempre por problemas financieros marcha a España de donde luego de naturalizarse y otra quiebra, es desterrado marchando hacia Francia donde comenzará su viaje al Rio de la Plata. Varios emprendimientos lo tendrían como protagonista el Hotel Oriental (actual edificio central del Banco República ) , el Hotel homónimo en la actual ciudad de Santa Lucía, en aquellos momentos una zona de interés turístico, varias estancias etc etc.Pero Montevideo no sería el mismo si este personaje no hubiese construido su quinta del Buen Retiro, su señorial mansión a orillas del Miguelete. Setenta hectáreas con árboles de los cinco continentes, aves exóticas y su residencia de corte renacentista. Hasta 1945 se pensaba que dicha quinta fue construida por el magnate para su esposa, recuerdo una nota de Dora Isella Russel para el almanaque del Banco de Seguros donde describía al actual Prado como una prueba de amor de Buschental a Mariquita de Castro. Pero su consorte nunca vivió en ella y es mas no conoció Montevideo hasta después de la muerte de Buschental. No todo era descanso en la quinta dado que se construyó un gran molino mecánico y un establecimiento de cría de animales de pedigree a fondos de la quinta hacia el actual Camino Castro. También sobre Castro se levantaba una graciosa casa de dos pisos (actual sede del Club Stockolmo) habitada por una viuda montevideana dueña de las “atenciones” de José Buschental en ausencia de su consorte. Dicha viuda según crónicas de la época era conocida como “Orfilia, la del cuerpo de culebra” .Poco le sirvió su cuerpo a Orfilia dado que a la muerte del magnate en 1870 y por testamento redactado en 1869 ante presencia del Escribano Francisco Araúcho , sus bienes fueron en su totalidad hacia la esposa ausente. La cual vendría por su herencia de medio millón de pesos de la época, llevándose solo doscientos mil debido a las deudas e hipotecas que sobre el patrimonio pesaban.

 

En Montevideo tiene una avenida con su apellido mal escrito (lleva una h), dos calles, una en la Ciudad de la Costa Canelones y otra en Piriápolis, Maldonado ¿Cuáles fueron sus méritos? Algunos son de recibo, otros no tanto.

Los que venimos de una cultura mas humanista, conocemos vagamente quien era el financista José Buschenthal Auerbach (antes Lipmann), radicado en Uruguay a mediados del siglo XIX. A los más jóvenes que tal vez solo les suene la Av. Buschental en la zona del Prado, les recomiendo comenzar esta nota por el final, donde someramente se relatan “sus logros” en Uruguay. No obstante, de sus orígenes, de sus cuatro años en la corte de Pedro I en Brasil, de sus 20 años en España, del glamour de su mujer Maria en las cortes españolas durante casi cuatro décadas, no sabemos nada. En la portada, su casa Jose Buschenthal en lo que se llamaba el Parque del Buen Retiro en 1865 (El Prado)
Joseph Buschenthal y su mujer Maria.


 

El cuadro de José está en un museo uruguayo y el de Maria en uno español. Salió reproducido en un diario de España de 1886. En términos futboleros podríamos decir que eran “jugadores de toda la cancha”. Él un importante hombre de negocios en la corte de Pedro I en Brasil, donde arribo en 1828 con 20/22 años. Maria da Gloria de Castro Delfín Pereira, su mujer tenia trece años cuando se casó con Jose, el 19 de agosto de 1830. Su hermana, la marquesa de Santos, era una de las amantes del Emperador Pedro I. Lo de los trece años era una barbaridad no tan infrecuente en la época.

Buschenthal al los pocos años de heber arribado a Brasil, ya era un “lobista” de primera. Lo vemos ofreciendo comprarle los seguros a Don Pedro I cuando abdico, el 7 de abril de 1831. Por la soltura con la que se manejaba en la banca extranjera, ya tenia fortuna y tal vez habría recibido la mentada dote (patrimonio que la futura esposa o su familia entregan al novio)



 

“Citamos a Jose Buschenthal, un alsaciano que se convirtió en financista en la corte de Don Pedro I “
Existe un documento (Archivo Histórico del Museo Imperial ) sobre la relación con el Emperador que demuestra su deseo de “ayudarlo” en el momento de su abdicación en 1831. En una carta enviada al Marqués de Cantagallo le dice que compraría todas las pólizas de su majestad al precio del 72%, entregando inmediatamente 40 mil pesos o 20 o 30 mil libras sobre Paris-Londres, enviado lo restante a cualquier plaza que el Emperador designe a su llegada a Europa. Jose e Bonifacio de Andrade (tutor del hijo de Pedro I) le dirige una carta al emperador donde lo pone como Poncio Pilato y especulador. Realizaba transacciones financieras, también participaba en el suministro de armas y uniformes para el Ejército brasileño, José Buschenthal era considerado casamentero diligente, que negoció matrimonios imperiales en la época.
En 1832 parte para Inglaterra.
Joseph Lippmann (Buschenthal) nació el 1 de marzo de 1804 en Bas-Rhin (Alsacia) Estrasburgo Francia. En la Rue St. Elizabeth 14. Eran cuatro hermanos. Su padre Lippman Moyse Moshe era rabino y famoso escritor. Su madre, Devora Auerbach (Nieta de David Sintzheim), cambio los apellidos de sus hijos por Buschenthal para cumplir con el decreto imperial del 20 de julio 1808 (Ley de 1221) que obligó a los judíos a adaptar apellidos y nombres de pila (?)

Su padre el poeta Lippmann “Buschenthal” Moisés, tuvo una errática y difícil existencia. Vivió en Bonn, Neuwied, en Elberfeld, en Viena, Breslau y finalmente en Berlín donde murió 27 de diciembre 1818 como Oberrabbiner.

David Sintzheim el bisabuelo materno de Buschenthal


 

En España

Desde 1839, con el fin de la primera guerra Carlista, con el abrazo de Vergara, se produjo un gran auge de los negocios especulativos en base a mejores perspectivas de una economía real que deberia mejorar. Lideraban esta especulación financiera Jose Buschenthal, los representantes en la capital de los Roschield y los Baring, y los españoles Jose Salamanca y Remisa. Para estas fechas, Joseph Buschenthal ya tenía 34 años y 22 su esposa Maria.

Bushental fue el principal maestro que tuvo José de Salamanca. Los salones de su casa y la anfitriona Maria fueron lo más selecto de Madrid en tres o cuatro décadas. Allí se reunía la aristocracia y la nueva burguesía para actos culturales, políticos y económicos. José Salamanca pudo ser el hombre más rico de España, tanto que su fortuna algunas veces superó la del Estado español.

 

La casa de Buschenthal en Madrid

Vivió en la calle de Alcalá. Se dedicó a frecuentar las tertulias de los «románticos», a pasear por las calles de Madrid viendo el mal estado de las mismas y la falta general de higiene. Su amistad con escritores y periodistas le ayudaría más adelante al necesitar el apoyo de la prensa en momentos más difíciles. En su casa se organizaban amenas tertulias a las que acudía la flor y nata de Madrid. Comenzaban a las doce de la noche y se alargaban durante horas. José de Salamanca fue pronto un habitual en estas tertulias. Buschenthal le llevaría por primera vez a la Bolsa y a través de él conocería la estrecha relación entre el dinero, la política y la necesidad de información. Pronto Buschental empezó a confiar en el joven malagueño. Juntos consiguieron varios contratos de obras municipales en las que Buschental ponía el dinero y Salamanca el trabajo.

Siguiendo las enseñanzas de Buschental acerca de la Bolsa, Salamanca consiguió ganar una fortuna. Muchos seguían sus consejos y ganaban junto a él. El problema surgía cuando perdían dinero. (Caso de la enemistad manifiesta de Narvaez) No todos tenían “la pasta “de Salamanca que llegó a perder cuatro millones de reales en un día sin pestañear siquiera. Fue en aquella época en la que Salamanca cimentó su amistad con la reina María Cristina y su segundo marido el duque de Riánsares. A través de sus inversiones en Bolsa consiguió aumentar de forma importante la fortuna de ambos.

 

En 1847 la delicada situación en la que le podían poner algunos de sus negocios le aconsejó ocuparse personalmente de resolverlos desde el Ministerio de Hacienda: habiendo roto ya sus relaciones con el jefe del partido moderado, Narváez (por una jugada de bolsa que salió mal), se escindió con la facción de los puritanos que encabezaba Pacheco y entró en el gobierno que éste presidía como ministro de Hacienda.

Desde ese cargo realizó la fusión entre el banco nacional (llamado de San Fernando) y el suyo propio (el de Isabel II), en condiciones favorables para éste (1847).Pronto volvió al poder el general Narváez, y Salamanca intentó desalojarlo mediante una fallida conspiración que le obligó a partir al exilio (1848). Sus amistades e influencias en la corte le permitieron regresar al año siguiente y continuar sus negocios hasta acumular una de las fortunas más importantes de la España isabelina.

En 1848 Narváez desterró a Salamanca y su socio José Buschenthal sufrió la misma suerte, como complicados o simpatizadores de los movimientos revolucionarios de aquel años (Antes, con Narvaez habían sido socios comerciales) Este destierro “arruinó” a ambos banqueros. Buschental partio a América dejando a su esposa en Madrid. Esta ruina proporciona a Maria ocasión de mostrar su grandeza de alma. Podia disfrutar todas las ventajas de su fortuna. Los acredores del banquero desterrado, todos reaccionarios y puestos de acuerdo para ultimar la ruina del enemigo, le hicieron saber a su esposa que si reclamaba su dote, que importaban algunos millones, en perjuicio de ellos, se decretaría la quiebra fraudulenta y el nombre de su esposo sufriría las consecuencias. Buschenthal por lo visto se trasladó a Francia donde lo contactó José Longinos Ellauri, el primer embajador que Uruguay envió a Europa cuando negociaba un préstamo.

 

Maria no vaciló, abandono su enorme fortuna privada en manos de los acredores y se condeno voluntariamente a la miseria. Paso Maria algunos años en situación de pobreza. La mujer que habitaba en suntuoso palacio, con innumerable servidumbre, viose reducida a vivir en un modesto cuarto segundo de la calle del Principal, y andar a pie en Madrid. Siguieron frecuentado su casa, sus antiguas relaciones. Ya de antiguo se habia establecido viva y espontánea simpatía entre la reina Isabel y Maria Buschental. Ambas jóvenes estaban a la cabeza de la sociedad femenil española: una por su corona, otra por su hermosura La reina Maria, presa de su jaula de oro de los deberes cortesanos, buscaba con instintivo afán a la joven Maria. Véianse poco ambas amigas y no porque isabel fuese antipatica a Maria, sino porque esta se habria propuesto no formar en las filas cortesanas. Sin embargo hubo algunas entrevistas secretas, y algunas fugas a bailes de mascaras.

.Narvaez que entonces luchaba dentro del Palacio con la influencia de la reina Cristina, pensó en atraer a Maria a su bando y contrarrestar con ello a las intrigas de la reina Madre Y aunque Narvaez fue la causa de la ruina de Buschental, no vacilo en visitar y humillarse a la esposa. Esta aproximación resulto para Maria repulsión y hastío que la alejó por siempre de la corte. Quizas la influencia de Maria hubiese cambiado el destino de Isabel de Borbón, mal aconsejada en su juventud y para siempre ligada a la causa revolucionaria. Todavía la reina Isabel cuando habla de su antigua amiga dice: Maria no engaña, Maria dice siempre la verdad. Asombroso descubrimiento para una Reina rodeada desde la cuna por lisonjas y mentiras.

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.Las precauciones que siguieron al golpe de 1856, la guerra de Africa, en la que apareció la figura de Prim en el nimbo del humo de los conatos, la sublevación del insigne general, sus repetidas tentativas, la sangrienta jornada del 22 de junio, seguida de atroces fusilamientos, apasionaron el alma de Maria, por ese entonces de 40 años, se afilio al partido revolucionario. Cuando Prim entro triunfante en Madrid, al ver que en la calle de Alcalá en pueblo se arrodillaba a su paso, Maria le dijo en un arranque de clarividencia que solo tienen las mujeres:
-¡Siga su camino hasta el Palacio Real!
-Yo no soy ambicioso, replico el Gral.Prim

Prim no abandono nunca la amistad de esta mujer superior. Durante la revolución, ni un solo dia dejó de visitarla. Muchas veces le manifestó las tentativas de asesinato de que era objeto. Al tiempo se encontraba Maria en Londres y se entero del asesinato del Gral. Prim. 

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Su asesinato ocurrió en un momento muy importante, habían transcurrido dos años desde que fuera derribada Isabel II. La intención del parlamento era mantener una monarquía democrática, pero fue deseo de Prim que nunca un Borbón volviera a ser el jefe del estado. El magnicidio de Prim era el mayor misterio criminal de España. La versión oficial había sostenido que Prim murió a causa de las heridas producidas por los disparos que recibió en el atentado, pero la reciente investigación de Francisco Pérez Abellán ha demostrado, después de estudiar su momia, que Prim fue estrangulado.

Buschenthal se instaló en Uruguay en 1849

Llegado a Uruguay, Buschental adquirió una vieja casa, que mandó demoler, en la calle Sarandí entre la ahora Bartolomé Mitre y «la Calle Angosta», ahora Juncal, levantando un palacete de dos plantas, alhajado totalmente con mobiliario y elementos de adorno importados directamente de París. También adquirió 65 hectáreas cercanas al actual barrio de Paso Molino, que forestó con eucaliptus cultivados por otro extranjero emprendedor, el inglés Thomas Tomkinson.

.Hizo diseñar vastísimos enjardinados con especies exóticas, fuentes con juegos de agua y un embarcadero en el arroyo Miguelete para hacer remo. Edificó un lujoso chalet, la villa de «El Buen Retiro» (actual liceo militar), una cabaña y el primer molino a vapor. También construyó glorietas, un lago artificial y bancos de material. Sobre la margen del arroyo construyó una pequeña casa, actual sede de Radio Patrulla Policial.

Fuera de la posesión cercana a Montevideo, Buschental encaró otros emprendimientos. Una inmensa estancia en Paysandú que se llamó «San Javier», la misma que un día, ya desaparecido su dueño, fue colonia de inmigrantes rusos. En las riberas del río Santa Lucía, construyó el establecimiento «La Trinidad», para elaborar carnes conservadas, que dio nombre al hoy conocido como «Rincón de Buschental» en el departamento de San José.

Concluida la Guerra Grande, en el segundo semestre del año 1852 Buschental presentó al gobierno uruguayo un proyecto para crear una colonia agrícola y un pueblo en las tierras fiscales comprendidas dentro de los límites del Río Uruguay entre los arroyos Sauce y Víboras, donde se asentaba el poblado de Nueva Palmira. Por circunstancias que fueron surgiendo, incluso algunas que afectaron la titularidad de las tierras, el proyecto de Buschental quedó trunco y no se concretó. No obstante, tiempo después, Buschenthal compró y llegó a ser propietario de importantes fracciones de campo en las proximidades de Nueva Palmira.

Buschenthal también extendió su acción fuera de las fronteras uruguayas. En momentos políticamente convulsionados en Argentina, Buschental se acercó al gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, con quien trabó cierta amistad y a quien asesoró Financieramente, en 1858 le ofreció solicitar un préstamo a Thomas Barig de 6, millones de dolares, a un interes del 6%, a pagar con los derechos de aduana de Rosario.

A mediados de 1870, Buschenthal se embarcó hacia Francia, donde residía su esposa. Luego de estar varias semanas en París, viajó a Londres para ver a los médicos. El 25 de noviembre, a sus 66 años, murió solo en el hotel londinense de Clarendon (wikipedia)

En su testamento, Buschental nombró «heredera universal» a su esposa. Una vez en Montevideo, la baronesa organizó una visita a todas las posesiones de su esposo, pero regresó a Europa para instalarse en Madrid. La quinta montevideana de Buschental fue ganada por el abandono. Fue vendida a un señor apellidado Campos y, posteriormente, pasó a manos de la Intendencia Municipal de Montevideo, la que la transformó en un parque con el nombre de “Prado Oriental”  . Maria murió en Madrid en 1891.

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La vida de Jose Buschental y su mujer Maria fue de pelicula. El origen judío de Jose, al parecer fue ocultado deliberadamente, no por el apellido que lo tuvo que cambiar a la fuerza en 1808, sino por su religión, la que a juzgar por los antecedentes familiares, no pudo ser otra que la judía, salvo que el cambio haya sido con el mismo fin. Si fue practicante o no, es otra cosa. Se decía que tuvo oportunidad de ser elegido diputado en las cortes de España y no lo hizo debido a su religión ¿luterana o judía?

Para esas fechas y un poco mas, el antisemitismo español era manifiesto También lo era antes, en la corte del Emperador Pedro I. Maria, su esposa vivia un mundo casi de fantasía, desde su nacimiento en las cortes portuguesa en Brasil, por lo que sumado a algunos comentarios de la epoca, relacionados con el matrimonio en España y a la falta de hijos, se entiende porque no lo acompaño al exilio uruguayo.

Para ese entonces el Bloqueo anglo-francés del Río de la Plata, la Guerra Grande, y el Sitio de Montevideo, haría parecer estos pagos a una dama acostumbrada a vivir en las Cortes, algo parecido a “la Tierra Purpurea” de Guillermo Enrique Hudson, publicada años mas tarde. No parece que Jose Buschenthal hubiese salido “pelado” de España. El lujo con que se instaló en Uruguay, si bien bastante mas modesto que su vida anterior, era importante.

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ARTURO ARIEL
BENTANCUR

ARTURO ARIEL BENTANCUR

Por Leo Cabrera

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“Historia de los centros poblados del departamento”. Así llamó la Directiva de la Sociedad Italiana al ciclo de charlas que iniciara, el jueves 10, Arturo Ariel Bentancur centrando su interés en su propia ciudad, Libertad. De forma amistosa promovió dos aprendizajes. El de los datos históricos que maneja sobre el tema tratado junto a anécdotas y antiguas historias familiares y el que se constituyó en el leitmotiv soterrado, al que podríamos adjetivar como verdaderamente magisterial. Éste tradujo su preocupación por no hacer afirmaciones de corte histórico que no hayan alcanzado un digno nivel de prueba, lo que implicó una enseñanza sobre el comportamiento a seguir en toda investigación histórica que se precie.

Me rechina
Su acostumbrada conducta de intelectual riguroso con los requisitos de la investigación histórico social, se vio reflejada en la que ya es una humilde postura ante el conocimiento posible. Por ejemplo, inició la charla aclarando que, durante años, su “único mérito genuino” para hablar sobre “Libertad” fue el haber conformado con sus estudiantes en 1972, un grupo para celebrar el centenario de la ciudad. De ahí que le “rechinara el hablar sobre este tema”. Recién en 2009 pudo, como “trabajador de la Historia”, retomar el tema a propósito de los 125 años de la Escuela N º 49 y sentir “que hoy tengo más dignidad para hablar de Libertad”.
De forma muy afable confesó que pueden ser muchas las generalidades sobre ese lugar de la tierra que no tiene nada de peculiar para el mundo aunque sí lo tenga para el estudioso oriundo, que se define con sombras, recuerdos de amigos y familiares. “Lo difícil está en develar el pasado no desde la emoción sino con la seriedad de acercarnos con criterios científicos”.

“Libertad”
“¿Quién no sabe lo que es Libertad?”. Reconocida como pueblo en 1902, con 500 habitantes; Villa en 1952, con unos 3.000; ciudad en 1963 con 5072. Hoy se estima su población en 10.000 habitantes. “Ciudad que no es nada sin las tierras adyacentes con la feracidad de las tierras de la costa del Río de la Plata; mucha riqueza descentralizada en el minifundio y la cercanía del Puerto de Montevideo”. (…) “Hoy es una ciudad que crece y crece notoriamente en calidad de la edificación”.

¿Fundación?
Sobre la historia en sí de Libertad, Bentancur afirmó dos o tres asertos a los que consideró ya reconocidos: Los comienzos son confusos; no se puede hablar de voluntad fundadora sino que el pueblo fue apareciendo espontáneamente. Tampoco es cierto que la población que rodeaba a la fábrica La Trinidad, desde 1868, en Buschental, haya sido trasplantada por crecidas del río. En todo caso, los documentos aportados por el párroco Luis Alberto Palermo Angione son casi concluyentes para distinguir a 1875 como fecha de que el pueblo ya existe. Luego, de interés histórico, es seguir las fechas en las que van apareciendo las diferentes escuelas y los servicios. Párrafo aparte merecieron en el recuerdo y la valoración del conferencista el Dr. Gustavo Ribas Costa, director de la Sala de auxilios. Víctor Banchero, quien “en 1949 abrió su casa a los niños para que vinieran a pintar, de donde surgen los escasos artistas plásticos que hay en Libertad”.


 

El nombre “Libertad”
Motivo de polémica ha sido también el propio nombre de la población: ¿Por qué, “Libertad”? Se atribuye a las familias francesas -a las que se les ha otorgado una prevalencia excesiva porque “lo español y lo italiano fue más importante que lo francés”-, familias que por sus vínculos con Alsacia y Lorena continuaban reclamando la “liberté”.

 

Transformaciones
En esta evolución de la ciudad, se destacó el rol de las comunicaciones, con la aparición de la prensa en 1918-19;  la inauguración en 1934 del puente viejo de la Barra de Santa Lucía que humanizó el tiempo de los traslados a Montevideo. Con sentido del humor, se tomaron algunos hitos memorables -para la memoria chica-, del siglo XX. La puja entre ferrocarrilistas y carreteristas; las relaciones con la capital departamental con el movimiento de autonomía para la 6ª sección; la solicitud a la curia en 1960, de parte de algunos vecinos pidiendo una capilla independiente. Y todo el confuso episodio del ingenio azucarero y Rausa.

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El Penal de Libertad
Reflexión final ocupó la existencia del Penal de Libertad. Su tan diferente origen en la voluntad de su fundador, el humanista Juan Carlos Gómez Folle que concibió la redención del ser humano por el trabajo. La “casi militarización” regional en tiempos dictatoriales, cuando se inscribió a la entrada: “Aquí se viene a cumplir”. Los cambios que reflejan a los de la propia población carcelaria en el entorno de las visitas. Y, dolorosa pero real, la comprobación de una aceptación total -hija de la costumbre-, por parte de los actuales libertenses hacia la presencia de este edificio y de su función. “Libertad ya no siente que está allí”.

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Una conclusión
Al intentar esta síntesis -a través de apuntes anotados durante la charla-, he  vuelto a confirmar que al espíritu científico y riguroso, corresponde siempre la mayor profundidad de análisis. Sin auto concesiones localistas pero con enorme amor y respeto por el terruño.

ARTURO ARIEL BENTANCUR

Por Jorge Gambetta

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Arturo Bentancur y un repaso por el proceso fundacional del Liceo Libertad

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En momentos en que la Dirección liceal lanza una nueva actividad por el 70 aniversario del Liceo Libertad, el historiador Arturo Bentancur desgranó, en un mano a mano, historias y personajes que rodearon la creación del centro de estudio.

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El Liceo de Libertad está celebrando sus 70 años y si bien fue oficialmente reconocido por Secundaria algunos años después de aquel 1950, se impone el reconocimiento a aquellos pioneros impulsores que tenaz y desinteresadamente, lograron darle a la localidad y su zona de influencia un pilar fundamental en la educación de sus adolescentes.

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Arturo Ariel Bentancur, que junto a la maestra Pilar Correa publicaran en 2015 el libro “La memorable creación del Liceo de Libertad (1949-1953). Una preciosa anécdota”, recibió a La Semana en su casa de Kiyú, donde debió permanecer debido a la pandemia, para conversar a memoria abierta sobre el significado de aquel acontecimiento que tuvo una proyección más que significativa en el tiempo sobre la comunidad libertense en su conjunto.

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LOS ORÍGENES | Cuando contactamos al historiador lo primero que dijo fue que “en el libro encontrarías mucha más precisión de la que yo te pueda brindar sin la documentación y sin acordarme mucho de las cosas, allí también están las fuentes muy detalladas” y se disculpó porque “acá no tengo nada, porque nosotros vinimos a pasar el verano, pero en el transcurso de la permanencia ocurrió esto de la pandemia y decidimos quedarnos acá”.

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Sin embargo, viajar en el tiempo acompañado por un guía tan calificado fue una tentación irresistible para incorporar a la nota referencias riquísimas que se apartan del foco central, por lo que prescindiendo del minucioso trabajo publicado y sus citas estrictas, aún a riesgo de caer en omisiones involuntarias, se da esta charla con Bentancur.

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El historiador contó que “hubo un período previo, desde 1949, donde aparece gente preocupada, porque cuando los muchachos terminaban la escuela no tenían cómo seguir estudiando. Además muchas veces la escuela era hasta tercero, cursar hasta sexto era para muy pocos, entonces ese movimiento, seguramente se basaba en cabezas muy progresistas, que en primer lugar pretendían una escuela industrial, que era por aquel tiempo lo que hoy es la UTU”.

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Bentancur, que por aquella época tenía apenas cinco años, dijo que “para los muchachos que salían de la escuela era muy difícil, porque había que ir a San José o a Montevideo. Así entonces surgió ese movimiento pro-escuela industrial pero no tuvo éxito” y explicó que “el problema mayor era que una escuela industrial es muy cara, porque se tenía que equipar para cada curso, bancos de carpintero, herramientas para mecánica, tornería”.

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El historiador abre un paréntesis y explica que “aquella aspiración entonces se postergó hasta los años 60 del siglo pasado, cuando el maestro Friederich encabezó otro movimiento y se abrió una escuela industrial en lo que había sido el antiguo molino La Indiana, en la calle Clauzolles, donde están hoy los apartamentos de Carraci” y agregó con lujo de detalles que “para la construcción de ese edificio se aprovecharon los cimientos y algunas paredes de lo que había sido un gran molino. Muy pronto se oficializó y compraron el local en la esquina de Morquio y 25 de Agosto que era el antiguo comercio de Triay, un almacén de ramos generales que surgió por 1878, ese edificio lo había comprado don Carlos Gagneux”. Alguien dijo que el camino es la recompensa, y esta entrevista vaya si las tuvo.

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LICEO | Volviendo al proceso del liceo Bentancur dijo que “aquel movimiento de 1949 terminó entonces orientándose hacia la idea de un liceo, que comenzó siendo algo muy precario, donde nadie cobraba un peso, en la esquina de San José y Artigas, propiedad por aquellos años de don Antonio García Delgado”.

Según el historiador en ese lugar “había estado la peluquería de don Salvatore Marziglia, un veterano calabrés de nacimiento que se trasladó luego también a un local de García pero sobre la calle 25 de agosto”. En esa esquina el nuevo centro educativo funcionó poco tiempo, para ocupar el edificio propiedad de don Américo Cantisani, en Artigas entre San José y Leandro Gómez.

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Bentancur dijo que en lo personal, “cuando se instaló el liceo a mí me resultó extraordinario, yo me siento hijo de ese proceso, porque no habría podido seguir estudiando, me era totalmente imposible viajar, eran muy contados las familias que podían mandar a sus hijos a San José o a Montevideo” y recuerda que “ingresé al liceo en el año 1958, realmente me cambió la vida, luego tuve algunas dificultades al terminar el liceo”.

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Explicó que “otra vez se planteaba la necesidad de viajar para hacer preparatorio, como no podía de hecho me puse a trabajar, pero gracias a un amigo, Artigas Lacabanne, que me dio mucha manija para que siguiera estudiando; fue tan insistente como un gran motivador y me decidí y pude ir a San José, hacer preparatorio y después ya me fue más sencillo ir a Montevideo para seguir estudiando”.

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PIONEROS | Para Bentancur “lo que logró aquella gente fue heroico, de aquel grupo me surgen dos o tres nombres fundamentales, uno fue don Octavio Pérez Monichón, un Ingeniero Agrónomo que fue el primer director, también profesor de Ciencias Geográficas, que era además Jefe de los servicios del entonces ministerio de Agricultura y Ganadería”.

Junto a Pérez Monichón el historiador agrega a “Blas Schettini que era gerente de la Caja Popular, lo que luego fue Banco de San José y después Banco la Caja Obrera. A partir de ellos se fue sumando gente, otro impulsor muy importante fue el maestro Abner Prada, cuyo nombre se le dio a la escuela 17 de Colonia Italia donde él y su esposa fueron maestros”.

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En esa verdadera pintura de la historia Bentancur dijo que “recuerdo que Prada venía temprano en la mañana con su camioneta y trasladaba a una cantidad de muchachos, incluso sus hijas, una de ellas, Lucero es la madre de los Drexler, los músicos, pero traía vecinos de Colonia Italia y él venía a dar clases de matemáticas”.

En sus primeros momentos el centro educativo, dirigido por el ingeniero Pérez Monichón “funcionó como Liceo Popular, después pasó a ser Liceo Habilitado y recién en 1953 fue incorporado a Enseñanza Secundaria”. Bentancor agregó que “cuando se oficializó vino Washington Schiavone, que era profesor de matemáticas, como director designado”.

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El historiador explicó que antes de ser oficializado por Secundaria, “para formalizar los cursos venía de San José un profesor de apellido Costa Ithurralde, un abogado, que validaba los cursos en su calidad de docente de un liceo oficial”.

Bentancur agregó que “después de mucho batallar e insistir se logró finalmente en 1953 que Secundaria oficializara al Liceo de Libertad. Pérez Monichón, con su bonhomía y desinterés dirigió una carta a Secundaria diciendo que él no aspiraba a nada, porque se había insinuado que él quería ser el Director, pero en realidad había asumido la dirección para que el liceo pudiera funcionar en sus comienzos, entonces se designó a Schiavonne, que fue director durante varios años”.

Haciendo un repaso por las sucesivas designaciones el docente dijo que “luego se designó a otra profesora de matemáticas Mabel Fernández, después asumió Arturo Vidal Perri. También recuerdo un interinato breve en la dirección de Roberto Santiviago, un dentista que daba clases de Historia, paraguayo de nacimiento, después estuvo Carlos González de San José hasta que lo destituyó la dictadura, y lo reemplazó Domingo González en 1974 y después asumió Orlando Lucián. Esos fueron, puedo olvidarme de alguno, los directores” en los primeros 25 años de la historia.

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A partir de 1950 comenzaron a llegar “docentes de San José y Montevideo a dar algunas materias y hay que destacar que venían gratis, una de ellas era Magda Mota, profesora de Idioma Español que en su peculiar estilo hacía una especie de competencia entre sus alumnos y les daba libros como premio, probablemente de su propiedad”.

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Bentancur agregó que “se lograron algunos apoyos, como de la empresa CITA, que había nacido en Libertad y sus dueños eran gente muy respetable del medio como don Víctor Leymonié perteneciente a una de las familias fundadoras, con esa gente consiguieron descuentos y pasajes gratis para los traslados de los docentes que aportaron tanto en los comienzos”.

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Si bien “el número de estudiantes fue creciendo rápidamente, cuando yo comencé en 1958 habían dos grupos de primer año, pero de esos dos grupos, cuando llegamos a cuarto sólo éramos 12 alumnos, es decir que hubo mucha deserción; tal vez entre 40 o 45 estudiantes que quedaron por el camino, en parte porque no existía una tradición, muchos también debieron ir a trabajar para aportar a su casa; o como ocurría en la escuela, en las épocas de las cosechas no venían los muchachos”.

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Bentancur recuerda que “de aquellas primeras generaciones de estudiantes del liceo surgieron varias maestras, como Mary Abad, Elida Solá, Celia Zidán, también profesionales como Reyna Dalgalarrondo que fue escribana, Juan Lema que también fue escribano”.

 

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